miércoles, 14 de marzo de 2012

El encuentro con la velocidad ... y con mi hijo

"El freno de mano puede hacer de una curva una autentica obra de arte" Carlos Sainz (piloto español)

Más de cinco años habían pasado desde la primer ocasión en que escuche hablar del Rally México que pertenece al serial del WRC (Campeonato Mundial de Rallies). Por alguna razón nunca había podido asistir, ya que generalmente se cruzaba con el cumpleaños de mi papá y eso de faltar a las comidas familiares en honor a mis padres no se me hace correcto.

En diciembre del año pasado me enteré que en el 2012 el rally se correría una semana después de lo acostumbrado y me di a la tarea de encontrar acompañantes para ir y conocer de primera mano lo que era un rally de categoría mundial.

Siempre había escuchado en los medios de comunicación especializados que los mejores pilotos del mundo no se llamaban Schumacher ni Alonso y mucho menos Vettel o Fittipaldi; los mejores pilotos se llamaban Loeb, Solberg, Ogier, Sainz, entre otros, en otra palabras, era apuesta segura para los que gustamos de la velocidad. Por esto pense que no sería dificil encontrar con quien ir a la sierra de Lobos en Guanajuato. Pero como ocurre a veces me equivocaba, no mucha gente esta dispuesta a ir 4 días a Guanajuato, asolearse y empolvarse 12 horas diarias en promedio y pernoctar en una casa de campaña, con el objetivo de ver pasar 14 coches durante 35 segundos o menos.

Pensé que me quedaría sin ir, pero no contaba con que mi hijo de 8 años(cuya pasión se ha enfocado al automovilismo en todas sus manifestaciones) se apuntó para el viaje. Mi esposa trato de convencerlo de que era pequeño, de que ibamos al cerro, de las incomodidades, en fin, de que no fuera. El se mantuvo firme y se documento en el mundo de los rallies.

Conseguí la guía de espectadores con los mapas, los cierres de camino, las ubicaciones, compre algunos boletos para etapas en la ciudad de León, pedí vacaciones; mi hijo adelanto sus deberes escolares sacrificando horas de juego una semana antes y finalmente llego el ansiado día 8 en la mañana.

Con un par de mochilas, una hielera y mucha emoción partimos los dos desde Metepec hacia León. Ya estando en el viaje le dije a mi hijo que había reservado un hotel, ya que este año se había implementado un nuevo servicio que ayudaba a no pernoctar en el cerro. Este servicio se llamo el autobus verde y consistía en un autobus que te llevaba a las etapas, sin dormir en el cerro y sin esperar a que volviera a abrir el camino, lo que favorecia nuestro descanso.

Llegamos a León, nos instalamos en el hotel e inmediatamente partimos hacia el Poliforum, compramos los boletos de autobús y nos metimos a ver los coches de competencia que en ese momento estaban en el garage ajustando los ultimos detalles para salir a Guanajuato donde se llevaría a cabo la arrancada y la primer etapa.

En el garage nos pudimos tomar fotos con algunos pilotos (Sebastien Loeb, Nikko Hivonen, Naseer Al-Attiyah y Paulo Nobre) y mi hijo converso con algunos de ellos acerca de su motor y de su auto; imagino que les llamaba la atención que un niño mexicano de 8 años les preguntara de la potencia y de la suspensión de sus autos en inglés, por lo que gustosos platicaban breves momentos con él.

A las 4 de la tarde llego la hora de abordar el autobus que nos llevaría de León a Guanajuato, llegamos a Guanajuato cerca de las 5 de la tarde y nos dirigimos inmediatamente a la Explanada de la Alhondiga de Granaditas, lugar donde a las 8 tendría lugar la arrancada del rally. Bailables folcloricos, edecanes, música y fuegos artificiales fueron el preámbulo de la arrancada. Afortunadamente estuvimos ubicados en la 3a fila por lo que la vista era inmejorable.

Apareció el primer piloto (Araujo de Portugal) en su Mini Cooper y acto seguido arranco.

Pasaron los 14, los más ovacionados Loeb, Solberg y Ken Block (si puede busquen videos en Youtube de este ultimo, es todo un show). Acabo el evento y volvimos a León, llegamos cerca de las 11 muy cansados pero felices, ya que el viernes iriamos al cerro a ver la verdadera acción.

El plan era levantarnos a las 5:30 a.m. para abordar el camión a las 6 a.m. y volver a las 4 p.m. a León para ir por la noche al Autodromo a la Special Stage. En realidad nos quedamos dormidos y a las 7:15 nos desperto el sonido de un auto a toda velocidad, me asome por la ventana y estaba pasando el primer auto rumbo al cerro. Mi hijo y yo salimos en pijama de nuestro cuarto y nos sentamos frente al hotel a ver pasar los autos, nos vestimos y nos fuimos en el camión de las 11 a.m. Al llegar nos acomodamos, platicamos, bebimos cerveza y jugos hasta que aparecio el coche de seguridad, entonces guardamos todo y nos dispusimos a ver el espectáculo. Autos con 350 CV corriendo a cerca de 180 Km/h en terracería con curvas cerradas y con voladeros al lado, es simplemente un espectáculo emocionante. En la noche en el autodromo nos dimos una buena mojada a causa de un diluvio, que hizo que las carreras fueran más emocionantes.

El sábado otra vez al cerro, pero ahora había una diferencia, mi papá nos acompañaba. Es la primera vez que saliamos juntos y solos los tres: abuelo, hijo y nieto. En verdad fue un momento memorable, se desarrollo un sentimiento de complicidad y lo disfrutamos como enanos. Al regresar del cerro fuimos a comer y de vuelta a nuestra casa.

Por ahora solo queda esperar 51 semanas para volver a estar en Guanajuato.

Y cuando pueda subo fotos.

Bye